jueves, 15 de diciembre de 2011

Todos los días nace un universo



El modelo cosmológico de la inflación eterna nos ofrece una visión del universo que podría ser la culminación de la revolución iniciada por Copérnico. El astrónomo nos enseñó que no éramos el centro del universo, Darwin nos demostró que no éramos los reyes de la creación y ahora, cosmólogos como Alexander Vilenkin nos sugieren que ni siquiera seríamos únicos en un universo que, siendo infinitamente más grande de lo que pensábamos, estaría poblado de clones nuestros que repiten hasta nuestros movimientos más irrelevantes. Este universo, que haría las delicias de Jorge Luis Borges, también estaría poblado de otros clones que viven historias diferentes de las nuestras, clones de Punset que trabajan de taxistas y clones de Andreu Buenafuente que ofician de sacerdotes.

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