Comer un yogur o una gelatina, ponerse una crema farmacéutica o cosmética, lavarse el pelo con champú,… son sólo algunas de las numerosas acciones cotidianas en las que utilizamos geles desarrollados a través de un proceso de gelificación. Investigadores de la Universitat Jaume I han patentado una nueva familia de compuestos que permiten desarrollar geles más resistentes a altas temperaturas, con un elevado índice de biocompatibilidad y capaces de actuar con una gran variedad de disolventes orgánicos, y todo ello con una síntesis fácil, sencilla, escalable y de bajo coste.
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