sábado, 7 de enero de 2012

La crisis que ha sacudido nuestro siglo



Nadie la esperaba, aunque algunos economistas vieron indicios. En los comienzos de 2007, la economía mundial estaba creciendo de manera espectacular. Sólo algunos nubarrones producidos por la subida del precio del petróleo y de los alimentos oscurecían ligeramente el cielo, y es que incluso el propio encarecimiento de precios, significaba grandes beneficios para los inversores gracias a los productos derivados y a otros sofisticados instrumentos financieros.
Pero, la crisis financiera más grave desde la Gran Depresión, llegó. La quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 fue el anuncio más sonoro. Detrás, ya lo sabemos, estallido de la burbuja inmobiliaria, crisis generalizada en el sector financiero global, recorte del crédito y, finalmente, una pérdida de confianza que ha arrastrado a la economía real, produciendo una crisis sistémica cuyas consecuencias económicas y sociales todavía hoy no conocemos.
Favorecida por el fenómeno de la globalización se ha extendido rápidamente por todo el mundo. Es global y nos afecta a todos. Pero todas las crisis tienen un final y esta puede ofrecernos oportunidades para cambiar el modelo de crecimiento y rediseñar las instituciones internacionales de supervisión y vigilancia del sistema financiero.

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