La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente al gluten, proteína que está presente en algunos de los cereales más comunes como trigo, cebada, centeno y avena.
El organismo del celíaco rechaza cualquier cantidad de gluten, aunque sea pequeña. En el intestino, que es donde se absorben los nutrientes, se produce un ataque de la proteína del gluten dando como resultado una lesión en el intestino, este pierde su estructura y deja de funcionar correctamente. El resultado es una pérdida en la capacidad de absorción que da pie a diversos trastornos.
Los síntomas más frecuentes antes del diagnostico de la enfermedad celíaca o con la ingestión continuada de pequeñas trazas de gluten en la infancia son diarrea crónica, pérdida de apetito, distensión abdominal, pérdida de peso, talla baja, anemia e irritabilidad y tristeza. Lo más común en la adolescencia es que los jóvenes sean asintomáticos, lo que hace muy difícil un diagnostico precoz provocando además fallo del crecimiento, retraso puberal, irregularidades menstruales y depresión.
El diagnostico definitivo se realiza mediante biopsia intestinal. No debe iniciarse una dieta sin gluten sin previa biopsia que lo justifique.
Dieta sin gluten como único tratamiento
El único tratamiento eficaz de la enfermedad celíaca es una dieta sin gluten, estricta y para toda vida. Esto conlleva la desaparición de los síntomas, así como la reparación de la lesión intestinal.
Garantiza a las personas afectadas un perfecto estado de salud. Las transgresiones en la dieta, por pequeñas que sean, suponen un deterioro en la salud y calidad de vida del celíaco y a la larga pueden desembocar en otras enfermedades y trastornos asociados.
Desde el punto de vista práctico la dieta sin gluten se basa en dos ideas fundamentales:
- Eliminar todo producto que contenga como ingrediente trigo, cebada, centeno, avena, y sus derivados: harinas, sémolas, almidones, espesantes y aquellos productos que lo incluyan como ingrediente principal, etc.
- Evitar las contaminaciones no deseadas por gluten en la manipulación de los alimentos, y no consumir productos manufacturados que no garanticen ausencia del gluten y que no estén controlados.
Es recomendable que el celíaco base su dieta en alimentos naturales que en su origen no contienen gluten como carnes, pescados, huevos, lácteos naturales, frutas, verduras, hortalizas, legumbres y cereales sin gluten: arroz y maíz y productos sustitutos como pan, pasta, cereales para desayuno con la Marca de Garantía FACE. Como norma general también tiene que retirar de su dieta los productos a granel o elaborados artesanalmente que no se encuentren etiquetados adecuadamente, ya que es fundamental comprobar la relación de ingredientes para saber que un producto es seguro.
Una vez iniciada la dieta, la persona celíaca deja de esta enferma y puede hacer vida normal. Entonces ya no se habla de enfermedad celíaca sino de condición celiaca. El diagnostico de la enfermedad celíaca e iniciar la dieta sin gluten conlleva muchas implicaciones y cambios que deben de ser afrontados:
- Cambios en los hábitos de compra como la obligada lectura e identificación de etiquetas en los productos de alimentos y encarecimiento de la cesta de la compra.
- Cambios en los hábitos alimenticios de la familia y en su vida social.
Durante la jornada escolar se dan muchas ocasiones de riesgo para el niño celíaco, desayunos, talleres, fiestas, cumpleaños, salidas y hasta el material escolar como ceras o plastilinas pueden contener gluten. Por ello, a un niño celíaco no se le debe impedir que participe en estas actividades, sino facilitarle la participación en ellas.
Si las AMPAS o el colegio programan actividades, es recomendable que informen a los padres con antelación para que puedan proporcionar alimentos aptos para celíacos. También se pueden diseñar de actividades que no impliquen comida en el aula, y así podemos ayudar a la participación de muchos niños con problemas de alergias o intolerancias alimentarias.
En definitiva, ser celíaco implica una serie de limitaciones que con la información adecuada y la implicación de todos aquellos que participan en la educación del niño deja de ser un problema. Para ello, debe de fluir la información entre los padres, profesores, responsables de cocina y compañeros del niño celíaco.
- Noelia Panillo Calleja (Dietista de la Asociación Celíaca Aragonesa
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