A menudo tenemos discusiones con nuestros hijos e hijas sobre la compra de ropa de marca, de un móvil nuevo, de material escolar o de la lista de regalos que desean para reyes. Nuestra reacción ante estas situaciones, en la mayoría de los casos, es enfadarnos con ellos e intentar zanjar esas discusiones criticando su conducta.
En esos momentos nos parecen niños egoístas, incapaces de comprender lo que significa el dinero, y por lo tanto, el enorme trabajo que supone ganarlo. Y aquí está el meollo de la cuestión, para que alguien sea responsable en el uso del dinero tiene que tener completa conciencia de su valor y de lo que significa ganarlo.
Las conductas consumistas en los niños y niñas son normales. Los niños y niñas desean cosas, piden cosas, porque no saben que significa el dinero y no tienen ninguna conciencia de la relación que existe entre consumir productos y ganar dinero para poder comprarlos.
Por eso, uno de nuestros principales objetivos educativos debe ser enseñarles a nuestros hijos e hijas de dónde viene el dinero, lo que cuesta ganarlo y la necesidad de gestionarlo. Y este aprendizaje es imprescindible en una cultura como la nuestra donde continuamente nos están incitando para que consumamos más y más objetos. Es fácil imaginar que una persona que no sepa manejar su consumo será una persona con muchos problemas para ser feliz en nuestra cultura. Imaginaros por ejemplo lo que puede suceder si gasta por encima de lo que gana o de si no sabe sentirse bien si no tiene el nuevo objeto que publicita el mercado.
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